Si, crisis exisencial de las 4 de la mañana causada por una simple pregunta: ¿Qué quieres decir a quien conozca tu obra?
Y aquí viene la respuesta larga, confesable en la oscuridad de este blog: en primera, que el arte que hago es como yo, inocente, ingenuo, evasivo de la realidad. Eso en realidad no tengo que decírselos porque solitos se dan cuenta. Segundo: que hacer arte así me causa gran conflicto, QUIERO MÁS quiero más trasfondo, más experiencia, más pasión que se transparente, más drama Más drama? Con-mo-ver. Y eso tampoco tengo que decírlo, necesito hacerlo.
Tercero (lo que sí respondí) Que es tiempo de trabajar por un arte que no sea producto de la ocurrencia fácil, sino que sea arte que esté pensado y nos haga reflexionar, que esté hecho por las manos del artista, arte para contemplarlo y emocionarse.
Los muralistas mexicanos y su fuerza, su denuncia. Los impresionistas y su particular visión de su entorno, su tiempo, su vida. Son mi profunda inspiración, lo reconozco sin necesidad de este sopor etílico.
¿Por qué no puedo sólo hacer lo que quiero y dejar de cuestionarlo? No tengo paciencia y quisiera ver ya el conjunto reflejado sin seguir hablando de eso.
Mis ojos dicen que ya... deje de...