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Escalofríos. Mañana se estrena Toy Story 3! La siguiente hija de Pixar. Ya con eso lo dije todo: Pixaaaar!! Sus películas están llenas de magníficos detalles que puedes ir descubriendo conforme las vuelves a ver. Me encanta su manejo de texturas, sus fondos, su diseño de personajes, su iluminación... y sus historias. Quién no se ha perdido en esas historias que llegan al alma. Cuando pienso en Toy Story me acuerdo de dos escenas que tocaron fibras en mí, y ahora determinan mi manera de diseñar -por extraño que parezca.
La primera es de Toy Story 2, cuando el experto repara a Woody. Me inspira la forma en que acomoda su maletín (o especie de costurero) y lo va abriendo para revelar cajones sobre cajones que guardan una verdadera colección completa de herramientas, accesorios y partes. Ese orden, esa pulcritud y disciplina con las que el experto se prepara, para después concentrarse y desbordar la pasión y el esmero al trabajar en el arte de reparar juguetes es algo que quiero tener cada vez que comienzo un proyecto.
Y la otra escena es de la primera película. Hay una parte en que se muestra la calle donde vive Andy, no hay nadie afuera y a las casas las baña el sol del atardecer de otoño. Cuando vi eso por primera vez recuerdo que me confundí bastante porque yo creía estar viendo una película de animación, pero lo que mostraban en pantalla tenía tal perfección que me hizo pensar que era una calle real. ¡¿Qué estaba pasando?! Fue genial confundirme así. Y se me quedó grabado como algo que quiero ser capaz de lograr con mis creaciones: difuminar el límite entre la fantasía y la realidad.
Definitivamente, esa magia es la que me impulsa.
Once años de espera acaban mañana! Y no olviden los pañuelos.
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